miércoles, 19 de noviembre de 2014

Día 2:

Mentiría si dijese que el martes no fue extraño. Bueno, en realidad aquella sería la verdadera mentira, pues juro que sobrepasaba lo extraño. Simplemente, no había palabras para definirlo. Y hoy, miércoles, todavía repasaba aquella surrealista situación.

-¿Qué es eso de que te has liado con Jonas?-preguntó Lindy.

Puse los ojos en blanco: "La pregunta no sería más bien: ¿Summer, como te encuentras? ¿Que tal llevas lo de tu ETS? "

Al segundo la gente se reunió al alrededor de mi pupitre, como si fuesen palomas compitiendo por un pedazo de pan.
Sonreí ante mis curiosas compañeras. Aquella situación me estaba estresando.

-Pues la verdad es que...-comencé a decir, más me vi interrumpida.

-¿La verdad es que...?- Jonas apareció tras de mi, haciendo que del sobresalto casi le partiera la cara en veinticinco trozos distintos. Lo cual hubiese sido triste, pues su cara de imbécil era lo único bueno que tenía. Se me quedó mirando. -Mmh... Summer, que labios...
Alcé ambas cejas y me acerqué a él. Menudo imbécil estaba hecho. No podía ser tan imbécil.

-La verdad es que ya te gustaría.-le indiqué, ignorando su último comentario.

Parecía que él iba a responder en cuanto nuestra profesora apareció por la puerta.

-¡Todos a su sitio!-ordenó.

Mis compañeros obedeciendo, dejando mi pupitre despejado y permitiéndome observar la mirada confusa de Lou, que estaba en el pupitre contiguo. Aquella situación la trastocaba casi tanto como a mi. Me encogí de hombros ante mi amiga, esperando a dejar las cosas claras en cuanto la clase finalizara. Lo que no sabía yo era los problemas que aquella clase iba a revolver.

-Bien, el tema a tratar hoy es un tema serio, pues nos toca de cerca.-inició la profesora, provocando que enarcara una ceja. "¿De cerca? Tal vez nos hablen del ébola. Asco de sociedad: en cuanto afecta al tercer mundo, se ignora; pero al primer primermundista que toca ya es noticia y catástrofe." Aun así no tenía sentido, pues tan de cerca no nos tocaba. Ninguno de los de nuestro entorno se encontraba contagiado: al menos, que yo supiera. Ojalá hubiésemos hablado del ébola. -Ha llegado a mis oídos, que dos de vuestros compañeros han contraído el Sida.-llevé mi palma de la mano a mi frente. "No me fastidies." -Una ETS es algo serio, chicos. Por eso es necesaria la utilización de métodos...- todo lo siguiente fue una charla sobre sexualidad, enfermedades y protección que me hizo tener ganas de pegarme un tiro allí mismo. Así al menos cambiarían de tema. "La que ha armado el lisiado cerebral."

Aquello parecía de ciencia ficción. Pasaba lo surrealista. Era demasiado incluso para mi.

-Aquí nadie tiene Sida. -salté, irrumpiendo en pleno discurso de mi profesora. -Es todo una invención del lisiado cerebral.-dije, señalando al susodicho. -Porque él, realmente; si que está enfermo.

Acababa de decir una verdad como un templo, sin embargo, el describir faltarle al respeto a un compañero hizo que me echaran del aula. "Genial."-ironicé. Yo no me merecía aquello. Claramente nuestra profesora debía querer ligarse a Jonas o algo por el estilo.
Algo que me quedó más claro que el agua el miércoles, en cuanto vi como la profesora le paraba en el pasillo, sonriente, coqueta y prostituyendo un excelente con tal de que él participara más en clase. Seguro que lo que quería era que participara más bajo la mesa de su despacho. En fin, que los adultos mucho decir: esta juventud, pero en muchos casos, ellos son incluso peores.

-¡Pero que zorra!-exclamó Meg al otro lado de la línea telefónica. -¿Como se atreve a echarte de clase? Buah, tía: denúnciala.

Ella parecía estar incluso más indignada que yo con lo sucedido ayer en el aula, y aquello, hizo que me deshiciera en risas.
Sin embargo, mis risas desaparecieron en cuanto crucé la esquina del recinto escolar y me encontré a Jonas rodeado de las chicas de la clase. Bueno, él y Jonathan, el quinqui de su amigo. Pero él me traía sin cuidado. El meollo de la cuestión era el lisiado cerebral. "Será capullo."

-Meg, tengo que colgarte. Hablamos luego. Te quiero.

Y así, colgamos. Me dirigí hacia Jenny, May y Lou.

-¿Lo veís normal? ¿Pero estas tías de que van? ¿Y él? Hace tan solo un día éramos, pareja, folla-amigos o algo y él me había contagiado el Sida. ¿Y ahora todas se lanzan a por mis migajas?-me quejé. Menuda semanita.

-Porque ya saben que no son "tus migajas".-dijo May.

-¿Celosa...?-formuló Lou, haciendo que quisiera abrirle un paraguas por uno de sus orificios nasales.

-No. Indignada por el hecho de que se rebajen tanto. Nada más.-comenté, haciéndome la despreocupada, aunque realmente algo en todo aquello me molestaban. Pero no eran celos; no, no. "Eso ni en broma."

El resto del día pasó lenta y pesadamente. Me aburrí, me agobié, me estresé, y me dormí y desperté varias veces entre las clases de francés y biología. Y eso que adoro biología. "Sin duda alguna debería dormir más..." Y aquel era mi objetivo para aquella tarde: llegar a casa, comer chocolate y dormir para recuperar las horas de sueño que había perdido durante las últimas noches: planazo.
Sin embargo, supe que mi plan no sería realizado en el momento en el que, al dejarme caer sobre la cama, me llegó un mensaje que no pude ignorar.

4 comentarios:

  1. Hola linda pasaba por tu blog, con tiempo me pongo a leer tu historia que se ve bien interesante :) Ya te sigo :)

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  2. Hola! escribes muy bien!!!
    Acabo de descubrir tu blog y te sigo; te agradecería que te pasaras por el mío :D
    Besos, nos leemos

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    1. Muchas gracias :). ¡Claro, dime el url de tu blog y me paso sin duda alguna!

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